El caño del grifo de cocina gotea – ¿cómo repararlo?

Un grifo de cocina que gotea no es solo un problema logístico o técnico ni una pequeña molestia. Es una avería molesta e irritante que no solo afecta negativamente al estado de ánimo, sino también al funcionamiento de la cocina y de todo el piso o casa. ¿Por qué un fallo tan pequeño influye tanto en la vida de los miembros del hogar y cómo reparar eficazmente un caño que gotea? ¡Las respuestas están en este texto! ¡Descúbrelo y ya no hará falta encargar una costosa reparación a un especialista!

Una grifería de cocina defectuosa y sus consecuencias

Conviene empezar por el argumento que convencerá a casi cualquiera que cuida su piso o casa, a saber: el argumento financiero. Una junta del caño de la grifería de cocina que no sella bien hace que aumente la cantidad de agua utilizada en la cocina. Eso se traduce en facturas de agua más altas. Y no solo eso. Una avería de este tipo, si se deja sin atender, puede llevar (y generalmente lleva) a un fallo grave del propio caño. Sustituirlo será sin duda mucho más caro que comprar una junta corriente e instalarla por cuenta propia.

Otro argumento importante (¡enormemente!) es… la tranquilidad. ¿Suena gracioso? No debería, porque una situación en la que los miembros del hogar oyen constantemente el goteo del grifo es una tortura psicológica. ¿Concentración, relajarse cocinando juntos, un té o café en la cocina? Nada de eso cuando el grifo no deja de gotear y la grifería de cocina empieza a estropearse lenta pero inexorablemente. Casi nadie quiere aceptar tal estado de cosas.

Como argumento final, que sea la suma de todos los anteriores: un grifo en buen estado significa una cocina en buen estado, un hogar en buen estado y habitantes satisfechos. Por eso merece la pena saber cómo cambiar la junta del grifo. Cambiar la junta en la grifería de cocina no es en absoluto tan difícil como podría parecer. ¿Cómo hacerlo bien para no tener que corregirlo después y no perder un tiempo valioso y unos nervios igual de valiosos?

El caño de la grifería y su sellado – ¿qué son?

Un grifo se compone de muchos elementos, y uno de ellos es el caño. Es la parte por la que el agua cae al lavabo/fregadero/cubeta (según el modelo de grifería de cocina, que por lo general tiene, no obstante, un diseño estándar).

La junta de fijación del caño, cuando está dañada, presentará grietas o desgastes en su superficie. Es un accesorio pequeño que sella el cuerpo de la grifería de cocina y el propio caño.

Una junta dañada también pone en riesgo el propio caño, por lo que es tan importante reparar este tipo de pequeñas averías de inmediato. De lo contrario, el fallo se convertirá en una avería seria, no solo difícil, sino mucho más costosa de reparar.

Sustitución de la junta del caño de la grifería de cocina

Para cambiar la junta del caño, hay que comprar juntas para el grifo que se ajusten al modelo concreto de grifería de cocina. Para ello, conviene comprobar quién es el fabricante del dispositivo. En caso contrario, las juntas suelen resultar incompatibles, lo que supone otra pérdida de dinero.

Cambiar la junta del caño de la grifería de cocina no es de las tareas de servicio más difíciles relacionadas con la reparación de grifos que gotean. Para hacerlo, es necesario separar el caño del cuerpo de la grifería. Sin embargo, antes de desenroscar el caño con un destornillador, hay que cortar el suministro de agua cerrando la válvula de globo.

Entonces basta con retirar la propia junta (se encuentra en la unión entre el caño y el cuerpo de la grifería) y limpiar el lugar donde se alojaba. La limpieza debe realizarse utilizando productos con alcohol u otras sustancias desengrasantes. Esta etapa es importante porque no limpiar el asiento de la junta provocará su desgaste prematuro.

Tras limpiar la zona de contacto del caño con el cuerpo, hay que asegurarlo todo colocando la junta nueva, volviendo a montar el caño y abriendo la válvula de globo. Como se ve, la tarea no es demasiado difícil y hasta una persona sin experiencia debería ser capaz de llevarla a cabo. Dejar juntas dañadas es una mala idea y deben sustituirse en cuanto se detecte una fuga de agua. ¡Suerte!