Cortina de ducha - ¿en qué fijarse a la hora de elegirla?

El baño es, sin duda, una de las estancias más importantes de la casa. Debe ser cómodo, funcional y, además, estético; por eso es tan importante una decoración bien pensada de este espacio. Al diseñar el baño solemos prestar mucha atención al lavabo, la bañera, los azulejos o los espejos, pero rara vez nos preocupamos por la elección de la cortina de ducha. Este elemento se suele tratar como un mal necesario; así que, al ir de compras, metemos en el carrito el primer modelo que vemos y asunto resuelto. Sin embargo, resulta que una cortina de ducha bien elegida no solo puede aumentar los valores estéticos del espacio, sino también influir notablemente en la comodidad de su uso.

Tipos de cortinas de ducha

Actualmente el mercado nos ofrece una amplia variedad de cortinas de ducha. Se diferencian principalmente por el material del que están hechas, y cada uno, por supuesto, tiene sus ventajas y desventajas. Así pues, tenemos:

• cortinas de PVC – se caracterizan por una superficie lisa, gracias a la cual es fácil mantenerlas limpias (basta con pasar un paño con un detergente suave; no hace falta lavarlas), son impermeables y estancas y, además, higiénicas; no proliferan en ellas mohos ni bacterias; gozan de popularidad por su bajo precio y la gran variedad de diseños y colores disponibles, pero, por otro lado, se dañan con facilidad y se pegan al cuerpo de quien se ducha,
• cortinas textiles – normalmente fabricadas en poliéster adicionalmente recubierto con una capa impermeable, son muy duraderas y cómodas de usar y, además, a diferencia de sus equivalentes de PVC, no se pegan al cuerpo,
• cortinas de tela no tejida de polietileno – un producto de gama superior; se fabrican combinando lámina, tejido y papel; son ligeras, resistentes, impermeables y, además, ecológicas, ya que están hechas con productos renovables.

¿Cómo elegir una cortina de ducha?

Lo primero que debemos decidir al elegir una cortina de ducha es el material del que estará hecha. Una vez resuelto ese asunto, queda la cuestión más difícil: escoger el diseño adecuado. Las posibilidades son innumerables y todo depende de si la cortina debe integrarse armoniosamente en el interior o, por el contrario, convertirse en el acento principal que defina su carácter. Además, conviene plantearse si su función será únicamente proteger el baño de las salpicaduras (en ese caso, se puede considerar un modelo transparente) o si también debe preservar la intimidad de quien se ducha (si es así, habrá que optar por una versión opaca). Por último, cuando ya hayamos elegido el modelo ideal para nuestro baño, conviene fijarse en la calidad de fabricación y en si la cortina tiene un contrapeso en la parte inferior (normalmente en forma de cinta de plomo), gracias al cual se asentará perfectamente y no se pegará al cuerpo.