Incluso el baño más bonito y mejor cuidado puede convertirse en refugio de un visitante al que nadie querría tener en su baño: el pececillo de plata. Este insecto es totalmente inofensivo, totalmente indeseado y fácil de echar de forma eficaz. ¿Cómo deshacerse de él en tu propio baño? ¡Basta con unos pocos pasos sencillos para que no vuelva!
Incluso el baño más bonito y limpio puede convertirse en el hogar de un visitante al que casi nadie querría alojar en su baño: el pececillo de plata. Este insecto es completamente inofensivo, totalmente indeseado y fácil de expulsar eficazmente. ¿Cómo deshacerse de él en su propio baño? ¡Bastan unos sencillos pasos para que no vuelva!
Conviene empezar por no entrar en pánico si se lo encuentra en el baño. Es totalmente inofensivo, inocuo (para el ser humano —porque no muerde ni transmite enfermedades—, no así para sus libros o su ropa —¡porque se los come!—), pero es… en fin, un insecto. Nadie los necesita en el baño; pueden dar miedo, asustar, repeler y arruinar por completo la bonita estética de un baño por lo demás impecable.
¿Cómo eliminar los pececillos de plata (otro nombre común del lepisma)? Primero hay que reconocerlos, pero no es demasiado difícil. Al margen de sus largas antenas (de la longitud del abdomen) y sus patas algo más cortas, de color más claro, se puede observar que el cuerpo más oscuro y plateado de este insecto tiene forma de pequeño pez. También por su manera de moverse, rápida y en zigzag. También se le llama «plateado» porque brilla (reluce) a la luz, que por lo demás evita con ahínco. Rara vez se ve de día; aparece por la noche y… suele dar susto.
Mucha gente se pregunta: «pececillos de plata: ¿de dónde salen y por qué precisamente en mi baño?». Adoran la oscuridad, el calor y la humedad, así que casi cualquier baño se convierte en un hábitat ideal para ellos, especialmente alrededor de bañeras y platos de ducha. También se encuentran en panaderías, pastelerías y armarios de cocina, porque se alimentan sobre todo de azúcares complejos, como el almidón de patata, aunque comen casi de todo. Desde carne seca, pasando por adhesivos (¡los que se usan para encuadernar libros!), papel, hasta materiales naturales con los que se hacen prendas: lino, lana, algodón, seda.
Mucha gente se pregunta cómo eliminar los pececillos de plata del baño e impedir que vuelvan. Expulsarlos del propio baño es relativamente fácil. Conviene, no obstante, prevenir su reaparición (¡o su aparición, sin más!) realizando algunas acciones sencillas, que los ahuyentan con eficacia, en su baño o en la habitación en la que se hayan instalado.
En primer lugar: hay que ventilar el baño a fondo y con frecuencia. No solo para secarlo bien (¡los pececillos de plata adoran la humedad!), sino también para mantener una correcta circulación del aire en toda la casa/vivienda y en sus demás estancias. En especial después del baño o la ducha, conviene abrir la puerta del baño si no tiene ventana. También es buena idea instalar un ventilador en el baño o colocar deshumidificadores.
En segundo lugar: hay que limpiar el baño con regularidad, prestando especial atención a los lugares de difícil acceso. Allí pueden habitar no solo los pececillos de plata, sino también microorganismos menos visibles y más peligrosos para el ser humano, como hongos o bacterias. Una limpieza minuciosa reduce eficazmente el riesgo de aparición de pececillos de plata. También conviene rellenar con silicona las pequeñas grietas que aparecen en distintos puntos del baño. En esas rendijas pueden instalarse precisamente los pececillos de plata.
¿Eso en cuanto a la prevención? ¿Cómo tratar el problema y expulsar a los pececillos de plata del baño o de otras estancias? Puede resultar útil el zumo de limón o el aroma de lavanda, que muchos insectos, entre ellos los pececillos de plata, no soportan. Basta con frotar los azulejos del baño con un limón cortado y ligeramente machacado o dejar en el baño bolas antipolillas. A los pececillos de plata tampoco les gusta el aroma intenso del romero, de los clavos de olor ni el de la canela; no obstante, es mejor reservar estos métodos para lugares distintos del baño.
Un producto muy eficaz, disponible en farmacia sin receta, es el ácido bórico. Hay que mezclarlo con azúcar glas y frotar los azulejos del baño. El azúcar atraerá a los pececillos de plata, mientras que el ácido bórico, si se ingiere, provoca intoxicación y muerte. En contacto con el exoesqueleto del pececillo lo disuelve y daña, a menudo de forma mortal, el organismo del insecto.
Por último, se pueden hacer trampas para pececillos de plata con tarros grandes, forrándolos por fuera con un material rugoso para permitir que los insectos entren en su interior. Dentro se echa una cucharada de azúcar (moreno o blanco), se deja en un rincón del baño y listo. Los pececillos de plata subirán por la superficie rugosa y entrarán en el tarro, atraídos por el olor del azúcar. Sin embargo, no podrán salir, porque la superficie interior del tarro será demasiado lisa para sus antenas. Luego se puede liberar a los pececillos de plata al aire libre o proceder a su exterminio quemándolos o echándoles agua hirviendo.
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