Al estar en la fase de renovación del espacio del baño, además de los aspectos visuales relacionados con la elección y compra de los modelos soñados de aparatos sanitarios, surge también la cuestión técnica. Quienes invierten en nuevo equipamiento, para acondicionar el ambiente de la mejor manera posible, deberían plantearse también cuál debe ser la altura del grifo del lavabo, de la bañera o de la ducha, a fin de garantizar el máximo confort y comodidad para cada usuario. Encontrarás información útil al respecto en la siguiente parte del artículo.
Al estar en la fase de renovación del espacio del baño, además de los aspectos visuales relativos a elegir y comprar los modelos soñados de aparatos sanitarios, surge también la cuestión técnica. Quienes invierten en nuevos equipos, para acondicionar el ambiente de la mejor manera, deberían considerar także cuál debe ser la altura del grifo del lavabo, la bañera o la ducha, a fin de garantizar el máximo confort y comodidad para cada usuario. Encontrarás información útil al respecto en la siguiente parte del artículo.
Grifería de baño puede dividirse en dos categorías principales, teniendo en cuenta su modo de instalación – a la vista y empotrada. Las primeras se conocen desde hace muchos años. Su principal ventaja es el bajo precio y una construcción muy sencilla, que permite un montaje e instalación intuitivos. Como contrapartida, presentan un aspecto algo anticuado y la necesidad de colocarlas justo donde está la salida de agua en la pared.
En el caso de la segunda solución – empotrada, hay muchas más opciones a la hora de elegir la ubicación. No obstante, aquí conviene centrarse en otro aspecto – la distancia al lavabo. La altura de instalación de un grifo de lavabo empotrado depende de varios factores, entre ellos de la información incluida en el folleto o en la web del fabricante y de las preferencias individuales. Se acepta que debería situarse a unos 25–35 cm por encima del borde superior del lavabo. La mayor ventaja de los grifos empotrados es que ocupan muy poco espacio, ya que todo el mecanismo, salvo la palanca, queda empotrado tras el revestimiento. Además, el interés por este tipo de productos se debe también a su diseño extremadamente moderno y a la amplia variedad de modelos. Su desventaja es el precio, considerablemente más alto que en el caso de la grifería a la vista. Aun así, la instalación de grifería empotrada para lavabo, ducha o bañera es una opción cada vez más popular.
El principal criterio para la altura de instalación de los grifos es la estatura de las personas que usan los distintos aparatos sanitarios. Pero no es el único aspecto. Otro, igualmente importante, es el tipo de grifo. Los modelos estándar con termostato pueden colocarse a cualquier altura. En cambio, en el caso de los grifos empotrados y de los que incorporan rociador tipo lluvia, esta cuestión debe pensarse con detalle.
Existen ciertas normas que indican la altura a la que deben situarse los distintos grifos de pared:
La regla principal establece que los extremos de las tuberías, tanto de agua caliente como de agua fría, deben llegar zawsze al punto de instalación del grifo.
La distancia del grifo de ducha al suelo debe adaptarse a la estatura de los miembros del hogar, de modo que cada persona tenga comodidad y confort durante la higiene diaria. Se considera óptimo ubicar el grifo de forma que no limite los movimientos de los usuarios y sea fácilmente accesible tanto para personas altas como para las de menor estatura. Al elegir el equipamiento sanitario, conviene prestar especial atención a las personas que se desplazan en silla de ruedas. En ese caso, la mejor decisión para permitirles usar el baño de forma autónoma sería montarlo a una altura máxima de 80 cm desde el suelo.
Un grifo de ducha con rociador tipo lluvia, al igual que en el caso anterior, debe tener en cuenta ante todo la estatura de los usuarios y su autonomía. Una instalación demasiado baja hará que las personas altas corran el riesgo de golpearse la cabeza con él, mientras que una distancia excesiva al suelo impedirá que quienes tienen baja estatura puedan alcanzarlo. Para garantizar el máximo confort, es aconsejable instalar el rociador unos 20–30 cm por encima de la altura de la persona más alta que lo vaya a utilizar.
Tanto la altura del grifo de bañera como la de ducha y lavabo debería plantearse ya durante la planificación de la reforma del baño, ya que su ubicación influye en gran medida en la posición de las conexiones de agua que discurren bajo los azulejos. Además, si se eligen adecuadamente, pueden satisfacer a todos los usuarios que las emplean – niños, adultos, personas mayores y personas con discapacidad. Por ello, si entre los miembros del hogar existen diferencias significativas de estatura y de autonomía, para asegurar el confort de todos en las tareas higiénicas cotidianas conviene optar por una grifería de baño que permita regular la altura del soporte de la teleducha.
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